El Proyecto de la Ciudad de México redefine qué
es “evaluación integrada” para poner en primer
lugar las necesidades locales y a los tomadores de decisiones
Stephen R. Connors y el Equipo de Escenarios del MIT
Mejorar la calidad del aire en la Zona Metropolitana de la Ciudad
de México (ZMCM) resulta una tarea abrumadora. Para ayudar
a los responsables políticos de la ZMCM a que logren esta
meta, el grupo de investigadores de México y Boston que trabajan
en el Proyecto de la Ciudad de México han redefinido el enfoque
y el ámbito de las “evaluaciones integradas”
que se usan habitualmente para este propósito.
Durante la última década, las evaluaciones integradas
han sido para los investigadores del clima una forma de determinar
los costos y beneficios asociados a las distintas maneras de abordar
la cuestión del cambio climático. Comparando el costo
de reducir (mitigar) los gases invernadero, junto con el costo de
adaptarse a los cambios climáticos, frente a los daños
que se prevé que el cambio climático puede provocar,
los expertos esperan informar a los gobiernos, la industria y los
ciudadanos sobre qué debería hacer la sociedad. Determinar
costos y efectos es una labor compleja y polémica. Y no está
muy claro la cantidad de orientación que puede llegar a ofrecerse
en estas circunstancias. A causa del tamaño y la complejidad
de lo que se pretende, los modelos tienden a ser globales, y tratan
los aspectos económicos y sociales de arriba-abajo y de manera
agregada. Los modelos más sofisticados agrupan naciones y
regiones dentro de zonas económicas, y si hay suerte tienen
en cuenta los efectos positivos y negativos que se dan entre los
gases invernadero, los aerosoles atmosféricos, los ecosistemas
terrestres, los océanos y la actividad económica.
¿Qué orientación pueden llegar a dar estos
enfoques a tomadores de decisiones locales sobre “lo que hay
que hacer”? Además, en la lista de prioridades de cosas
de las que hay que encargarse, ¿en qué posición
se encuentra el tema de la calidad del aire en general, y el cambio
climático, dados todos los otros retos a los que se enfrenta
la ZMCM? Son preguntas duras. El Proyecto de la Ciudad de México
le ha dado la vuelta al enfoque de la evaluación integrada,
redefiniéndolo desde la perspectiva de la persona responsable
de tomar decisiones, no desde la del que construye el modelo. Esto
significa considerar los asuntos, en primer lugar, desde una perspectiva
local y regional, y llevar a cabo un análisis de abajo-arriba
en lugar de lo contrario. La meta es “recomendar”, ya
que el futuro es muy incierto y los tomadores de decisiones locales
tienen a menudo objetivos múltiples y conflictivos.
Para ser informativos, tanto el análisis como la argumentación
de la “evaluación” de los resultados tiene que
abordar tres niveles de “viabilidad”, los dos primeros
de carácter computacional, y el tercero centrado en el proceso.
Estas tres “pantallas de viabilidad” son:
1. Viabilidad técnica
Para alcanzar una mejora en la calidad del aire, las medidas deben
constatar una disminución suficiente en las emisiones “correctas”.
Dependiendo de si estamos interesados en el ozono o en la concentración
de partículas, esto significaría la disminución
de una sustancia contaminante concreta en un momento y lugar de
la ciudad concretos. ¿Qué tan efectivo es el conjunto
de medidas de PROAIRE para mejorar la calidad del aire? ¿Son
mejoras a corto plazo, o son mejoras que pueden mantenerse durante
muchos años o décadas?
2. Viabilidad económica
Segundo, de todas estas medidas que son “efectivas”,
¿cuáles podemos “costear”? ¿Son
costo-efectivas según parámetros constreñidos
de contabilidad, o en un contexto económico, social y ambiental
más amplio? ¿Qué “opciones políticas”
reciben el respaldo directa o indirectamente de las “opciones
tecnológicas” a través del análisis técnico?
¿Cómo podrían diseñarse estas opciones
políticas para que fueran más efectivas? ¿Cuáles
son más susceptibles de adoptar enfoques basados en el mercado,
en lugar de enfoques de orden y control?
3. Viabilidad política e institucional
Que los análisis cuantitativos muestren que ciertas medidas
son efectivas a la hora de reducir emisiones y desde el punto de
vista económico, no significa que los políticos vayan
a apoyarlas, ni que la comunidad empresarial y los ciudadanos vayan
a aceptarlas. Tampoco significa que la estructura actual de departamentos
de ambiente, transporte, planeación urbana y desarrollo económico
de la ZMCM pueda aplicarlas fácilmente. Si buscamos soluciones
a largo plazo, probablemente hará falta una mayor coordinación
entre estos departamentos. ¿Qué deben hacer a corto
y largo plazo para aplicar las opciones técnica y económicamente
más viables, además de la supervisión, cumplimiento
y perfeccionamiento de estas opciones?
Teniendo todo esto en cuenta, el Proyecto de la Ciudad de México
ha optado por combinar diversos enfoques metodológicos para
dar cuenta de todas estas necesidades. A partir de los mejores modelos
e información disponibles, el Proyecto de la Ciudad de México
combina el enfoque arriba-abajo de escenarios de la Royal Dutch
Shell con el análisis conjunto de compensación del
MIT basado en escenarios y en el hallazgo de hechos. Esta síntesis
permite a los investigadores mantener las capacidades de recomendación
del análisis compensatorio de abajo-arriba respecto a las
opciones para la reducción de emisiones en el sector del
transporte, la industria y otros, y combinarlo con los cambios alternativos
a largo plazo de la población de la ZMCM y la economía,
incluyendo el nivel de riqueza, la motorización y la forma
urbana. Este enfoque combinado permite al equipo de investigación
del Proyecto de la Ciudad de México identificar combinaciones
de opciones políticas que sean al mismo tiempo sólidas,
con perspectiva a largo plazo, costo-efectivas y, esperemos, ejecutables.
Hasta el momento la labor investigadora se ha centrado en la viabilidad
económica y técnica de las medidas. Para perfeccionar
y hacer más útil el análisis, la fase de diálogo
–para continuar informando a los tomadores de decisiones y
examinar las mejores soluciones—no puede abandonarse. A medida
que avanza el Proyecto, se crean mejores vínculos entre la
modelación de emisiones de abajo-arriba, el cálculo
de cambios en la concentración de contaminantes y la exposición
y los efectos sobre la salud. En el Sexto Taller sobre Calidad del
Aire en la Ciudad de México, en enero de 2003, el Equipo
de Análisis de Escenarios del MIT presentará los avances
de su investigación, e invita a todos los participantes a
que aporten sugerencias acerca de cómo perfeccionar y mejorar
la evaluación integrada.
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